
La verdad es que si veo la televisión.
Cuando no tengo otra cosa que hacer, es decir, cuando no tengo que hacer deporte, leer, pasear, hablar, pensar, escribir, cocinar, limpiar o fregar, por ejemplo, suelo ver la televisión. Pongo una película, la 2, o algún canal de documentales. A veces, después de tenerla encendida, descubro que prefiero tenerla apagada y no hacer nada ¿has probado a no hacer nada por un rato? no es fácil, aviso, pero es un estupendo ejercicio mental.
¿Y por qué? pues porque he descubierto que sin ver la televisión, o viéndola del modo que la veo, consigo unos cuantos beneficios para mi salud (física y mental) y la de mis hijos:
- Tengo más tiempo para hacer deporte
- Leo bastante más que antes
- Estoy aprendiendo a no hacer nada de vez en cuando
- Me da tiempo de prestarme atención (extraña expresión, analízala)
- No contribuyo ni fomento ciertos fenómenos televisivos y sociales que repudio
- No recibo un bombardeo constante de mercadotecnia
- No recibo un bombardeo constante de desastres, asesinatos, corrupción... que mantienen mi cerebro en una situación de estrés constante y pueden despertar mi necesidad de recompensas inmediatas en forma de, por ejemplo, comida.
Resumiendo... no veo la televisión porque no me aporta nada y porque así tengo tiempo de hacer muchas otras cosas, entre ellas deporte.
Así que no me digas que no tienes tiempo de moverte ¿vale?
No hay comentarios:
Publicar un comentario